sábado, 17 de octubre de 2009

La sociedad hecha un kilombo

La sociedad hecha un kilombo y nosotros, condenados a vivir en ella, tenemos que aguantarnos los infortunios de los demás…


Crimen, violencia, todo parte del ciclo interminable de una espiral que nadie sabe dónde comenzó, pero siempre hay quien hacer responsable.


Ahora el responsable es un cura con un problema de bragueta. Ayer era un basquetbolista borracho.


Y yo me pregunto, ¿por que se quejan? ¡Si la anarquía es divertida!


Mañana voy a conseguirme una .38 y una 9mm, ya que de otra manera me expongo a ser abusado, maltratado, secuestrado, robado, con mis familiares y amigos perseguidos, chantajeados, golpeados, drogados y asediados por unos inútiles sedientos de fotografías y noticias frescas para vender.


Si, ya se, cualquiera diría “un arma no te va salvar”, pero por lo menos me aseguro ser baleado por los polibandis y que ahí termine la hermosa historia que llevo en este territorio de corruptos. Porque la corrupción está en todas partes en este paisucho de cuarta. Los políticos y policías son apenas un 0.14% de la población, y la gente que puebla este condenado sitio son tan corruptos como cualquiera.


¿No me creen? Paséense por el mercado 4, por ejemplo. La gente cruza la calle por cualquier lugar, un cruce peatonal es lo mismo que hablar de elfos, seres fantásticos en una novela de Tolkien.


Los colectiveros, bah, ni me quiero poner a hablar de cómo conducen. Los vendedores, tanto hombres jóvenes como viejas, tiran sus desperdicios en cualquier lugar. Los semáforos existen o para ignorarlos o para esperar que 2 autos te impidan moverte mientras sus conductores intentan sacarte a vos o a tu familia algo de provecho.


¿Leyes? ¿Policías? ¡Que bonito sería creer que algo de eso existe aquí!


Bueno, seamos realistas, existen. Sólo que son tan útiles como un arbolito de navidad.


Algunos de los que vivimos en este preciado Paraguay tenemos la suerte de no haber sido asaltado brutalmente como otros, solamente entregamos nuestros bienes y salimos ilesos. Ilesos físicamente, porque dentro nuestro sabemos que toda nuestra esperanza y fe en el sistema salió excretada de nuestro cuerpo como si hubiésemos contraído disentería.


Yo no se, sinceramente, si el cambio va tardar demasiado; porque ya no aguanto. Y tampoco creo que hubiera sido diferente con el antiguo gobierno. Pero cada vez estamos más jodidos y cada vez usan menos vaselina. Y sinceramente me duele el culo. Me duele el alma, me duele porque yo amo este país de mierda, pero quiero salir corriendo a cualquier otro país que me acepte, que sea un poco más tranquilo, donde la delincuencia no sea tan brutal, donde no escuche de policías traficando cocaína y familias enteras arrasadas, donde a mis seres queridos no los hayan secuestrado, donde la gente no se muera por idiota, por no usar casco porque se creen valé, donde sea más importante los hijos de un cura que los entrenamientos armados de militares en la frontera, donde la gente intente ser mejor y no peor, donde no tenga miedo cuando estoy fuera de mi casa (y en realidad tampoco me siento tan seguro dentro de mi casa), donde la gente no quiera huir a hacer su vida en otro país, exiliados pero felices de no tener que ver lo podrido que se encuentra el lugar donde viven.


Gracias por leer y por compartir este punto de vista con otra persona

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