miércoles, 8 de agosto de 2007

Seria bonito

Pero la vida no es como la percibimos, es mucho más aún. ¿No crees que todos los seres vivos sólo vemos un porcentaje bastante bajo de la vida en si?

Sin embargo esto nada nuevo es, miles de filántropos estudiosos de la vida han llegado miles de veces a la misma conclusión una y otra vez. El humano es vil y cruel. No hemos podido desarrollarnos en tantos años de evolución. El cuerpo insiste en beber la sangre del herido por un tonto afán de sabiduría. Somos carroñeros de pasión, ansiosos de destrucción y adoramos la muerte como ídolo máximo en todos los aspectos de la vida. Destruimos cientos de bosques que nos proveen de tan preciado oxígeno para alimentar a tan pobres criaturas que serán cruelmente asesinadas en una sangrienta orgía de máquinas destazadoras y trituradoras.

Sin embargo adoramos comernos unas sangrientas hamburguesas, nos mentimos diciendo que son nutritivas y que comer vegetales no es saludable, por lo menos no es delicioso.

Quiero decirles a los queridos lectores que posan sus ojos y prestan un segundo para asimilar esto lo siguiente: miles de millones de seres humanos han decidido volcar toda su cultura hacia el no consumo de la carne y han seguido con sus vidas de manera saludable. ¿No les parece que es posible vivir feliz sin derramar sangre por satisfacer un placer vano como el gusto?

Recuerdo a mi madre insistir una y otra vez en lo saludable que la carne puede ser, cómo no recibiría la cantidad de proteínas y hierro que la carne puede darme. Pues tengo que decir que los suplementos vitamínicos se inventaron hace tiempo, fabricados a base de semillas, raíces y minerales extraídos de distintas fuentes.

En eso agradezco a la evolución. En proveer todas las herramientas posibles para que el humano no las use como se debe. Para que se estanque en vez de avanzar, para que destruya en vez de construir, para que mate sin asco a todo lo que ve, todo lo que se mueve, todo lo que no es él mismo.

Pero hay algo que no sabe, todo es él mismo. Las plantas son él, el aire tiene mucho de él, las aves, los peces, las luces, la energía misma de la existencia. Todo forma parte de todo. Somos un algo en el todo, y todo espera que hagamos nada más que ser lo que somos. Pero en vez de conformarnos con ser animales sanguinarios y sedientos de nada, ¿no sería bonito al menos una vez saberlo todo? Ver el cosmos, sentir fluir las ondas radiales, creer en la luz interna, ver el color del aura, sentir el estado de ánimo de una persona desde el momento en que pensamos en ella, abrirnos a la vida como nadie nos dijo jamás que podíamos hacerlo… sería bonito, ¿no?