martes, 17 de julio de 2007

Numero 3

- La vida sería tan bella en ese caso - dijo al suave ronrroneo de su cálida y áspera voz, imitando a un tímido felino pequeño, reposando en el regazo de una tierna y vieja amiga mía.

Claro que estuvo equivocado una vez más, pero eso era bastante común en sus fantasías, ya que un soñador por lo general no puede estar en lo correcto.

- A veces me pregunto que hago aca? - fue lo siguiente que pasó por su mente, estaba cansado de poder ver que no veía nada realmente. Cansado de ver lo mismo todos los días, cansado de la cotidianeidad de su vida, su aburrida vida. Cansado de saber que allá hay algo más, pero por sobre todo, no saber dónde queda ese "allá".

Hacía demasiado tiempo había dejado el alcohol, no era momento para volver a empezar. Los cigarrillos le parecían asquerosos, sabían a cenicero mojado y viejo. Las mujeres ya no lo excitaban, pero tampoco lo excitaban los hombres.

Su cuerpo estaba marcado por la soledad. Sus ojeras interminables dennotaban una increíble falta de sueño, y aunque dormía sus diez merecidas horas, era otro el pesar que cargaba encima.

- Suicidio... que gran palabra... - resonaba siempre en todas las esquinas de su vida - ...bastante corta de pelotas, pero grande igual, con mucho peso. Tal vez sea demasiado cobarde para cometerlo, ¿o tal vez demasiado orgulloso?

Muy bohemio para la sociedad, poco altruista para la excentricidad, demasiado humano para ser humano.

- Libre pensador, siniestro arrebatador, triste locura enceguecedora, ¿o tal vez iluminadora? ¿Y qué hace alguien como yo en esta sociedad? ¿De qué trabajo? ¿Dónde viviré cuando ya no tenga donde hacerlo? ¿Y de qué me preocupo? ¿No te han enseñado todos estos años de lectura sin fin, de meditación y experimentación de distintas ramas teológicas a vivir sólo el hoy? ¿Hay acaso diferencia alguna?

- Lastimosamente no - respondio de la nada una aguda y grave voz, retumbando en los cuatro puntos cardinales

Entonces, un aroma suave y dulce recorrió todo su ser. Su corazón dejó de palpitar, pero palpitó más fuerte aún. En su conciencia, miles de datos sin fin lo atravesaron como un destellante rayo, colmando su inutil existencia de vida real y sobresaliente luz divina. Suspiró. Vio todo lo que tanto anhelaba. El cosmos a la palma de la mano. El futuro, el presente, todos los lugares más recónditos de la existencia, al mismo tiempo, la energía fluyendo a travéz de las moléculas.

De repente, volvió en sí, sintió nuevamente su cuerpo putrefacto y su cambiante mundo cruel. Sintió lástima de no poder mantener esta relación. Pero lo intentaría nuevamente, y esto lo entusiamaba.

Se dejó llevar por la vida una vez más, siguió su inutil juego. Supo lo que le esperaba en tan poco tiempo. Faltaba tan poco para su muerte, y la anhelaba tanto, pero entendió la regla del juego, la única regla, y se decidió salir primero en la carrera.

Rió para dentro suyo. No; exclamo una carcajada tremenda, y quiso enseñárselo a alguien más.

Entonces llegaste vos…

28 de mayo

No entiendo qué quisimos decir con todo eso, no supe realmente la verdad, nunca la descubrí, pero la busqué con todos los medios que tenía, supongo eso hace que mi vida fuese rica y próspera.

Recuerdo cuando tenía 5 años, fui por primera vez a un jardín botánico, donde las plantas brotaban de todos lados. Arcos de cedro adornados con madreselvas, puentes de piedra granito rebosantes de enredaderas, musgos y distintas vidas vegetales cuyos nombres nunca aprendí en el colegio. Largos campos verdes con distintos tipos de césped eran mi paraíso, corriendo y viendo a las mujeres suspirar por un poco de libertad al saber que sus niños no podrían hacerse daño.

¿Dónde fue todo esto? ¿Dónde quedaron mis sueños? ¿Qué pasó con tal jardín? ¿Quién lo mató, lo asesinó vil y cruelmente? ¿Quién lo olvidó para siempre, dejó de poner su moneda diaria para su mantenimiento, para su alimento, para su cariño? ¿Por qué sólo asisten a él la juventud actual, descarrilada y embotada de música sin sentido y placeres bajos y superficiales? ¿Dónde quedó la razón del pueblo? ¿Alguna vez el pueblo razonó?

Miles de preguntas aún azotan mi mente, miles de historias todavía no terminan. Pero a esta altura, mi vida culmina; sólo sé que nada más puedo hacer ahora, que mi viaje fue lento, pero corto, y que me llevo grandes recuerdos, por sobre todo lo malo de ello.

A veces, recuerdo cómo era ser niño, lo simple que fue sentirse libre, soñar, realizar mis sueños a corto plazo, y jugar a ser un humano, un pirata, un guerrero, un soldado. Que inocentes son los niños, no saben que juegan a matar.

Pero de grande me enseñaron que matar es necesario, que siempre hay una justificación precisa y exacta para hacerlo… yo todavía me lo pregunto

De adolescente me discriminaban en el colegio. No me sentía parte del grupo, nunca lo sentí. Me catalogaban de “bicho raro”… tenían razón, hoy me siento orgulloso: “soy raro porque soy diferente, soy diferente porque pienso”

Mucha gente piensa, pero no todos saben hacerlo. Todos sienten saberlo todo, saben que no es así, pero igual lo creen, ¿cínico no? Yo he muerto y aún no consigo entenderlo todo, sé muchas cosas, comprendo casi todas ellas, pero no lo entiendo aún.

Es fácil justificar las cosas, lo difícil… hay muchas cosas difíciles… ¿has intentado amar a alguien, sin justificación, sin ser reconocido, sin ser correspondido? Eso es un gran dolor en el pecho… no muchos podemos soportarlo, terminamos odiándonos a nosotros mismos o a nuestros amores.

La vida es tan sincera con nosotros, y a nosotros nos disgusta tanto la sinceridad, los defectos, las virtudes; tenemos tanta envida, tanta rabia y sentimos tanto placer en hacer sentir mal a los demás… que trastornados somos los humanos.

¡Y que infelices somos! Y nos gusta tanto la infelicidad, la amamos, la idolatramos, la sobreponemos a todo lo demás. Que tontería más grande, en todos mis años de vida nunca pude entender el por qué de ello… una de mis más grandes dudas aquí en mi tumba.

Recuerdo también que el amor era un gran tema de ventas de libros y películas. Que desperdicio, usar los sentimientos humanos para poder llenar los bolsillos de quienes usan las ideas románticas de los entusiasmas escritores. El humano es vil.

El amor, queridos aprendices de mi muerte, no es más que un vil engaño. Una triste verdad es ésta, pero es verdad y no hay mucho que podamos hacer sobre esto.

Para aprender a amar hay que aprender a no ser humanos, y esta es la más difícil propuesta que uno puede llegar a hacerse. En mi existencia, aprendí que sólo se puede dejar de ser humano estando muerto. Trágica verdad.

El humano tiene tantos sentimientos que lo vuelven inútil. No me malinterpretes, los sentimientos son muy hermosos en toda su gama. Del amor al odio, de la admiración a la envidia, del miedo al orgullo, muy bonitos todos. Pero lo que lo hacen inservibles, es el uso de ellos. Un humano siente envidia de los demás, cruzando la delgada línea de la admiración, ensuciando todo lo hermoso de cualquier posible amistad por tonterías vanas como el orgullo.

¿Por qué el humano dejo de escuchar? Jamás he comprendido la razón; pero nos gusta tapar los oídos al escuchar otros humanos hablar, nos gusta cerrar los ojos a la vida misma, nos gusta alejar la mano cuando nos ofrecen un abrazo, ni siquiera nos hacemos caso a nosotros mismos, nos decimos miles de cosas a nosotros mismos y fingimos no escuchar. Que triste.

“Fue bonito pero murió” decían en mi funeral, “fue bonito, pero sólo fue, ya no es más”… que equivocados están, uno nunca deja de ser lo que es, por más que su tiempo haya llegado, por más que su camino haya terminado.

Sigo siendo yo después de todo, lo veo al fin; sigo siendo yo aún muerto. Quizás vivo no lo veía, o por lo menos hacía la cabeza a un lado para no mirarlo de frente. Quizás he dejado pasar los mejores momentos de mi vida, y tomé los errados caminos en su momento. Pero ahora, no importa, mi tiempo terminó, y viendo atrás estoy orgulloso del camino que recorrí, por más tropezones y caídas haya tenido a lo largo del trecho.

Hoy puedo decir que no hay nadie que se contradiga demasiado, todos pueden contradecirse un poco más.

La evolución por ejemplo, se supone una suerte de crecimiento de la especie como especie en si, evolucionando hacia delante. Lamento decirles queridos alumnos, la evolución, en lo que respecta al ser humano, no existe, somos inmunes a ella. Miles y miles de años de desarrollos tecnológicos si; la tecnología nació con una simple rueda y hoy es miles de celulares en los bolsillos de casi todos los humanos en la faz del planeta. Microchips con suficiente capacidad para medir condiciones atmosféricas, distancias, velocidades, obstáculos en una trayectoria, y son usados para destruir y asesinar, para contaminar y

Pero el humano no cambió en nada desde que disparaba flechas a su alimento. Uno lee historias de más de 500 años atrás, donde el hombre sufría, trasformaba el amor en odio, conspiraba y asesinaba sin temor ni piedad; y pensando “el que las escribió tal vez quiso conseguir un cambio en los lectores, tal vez quiso enseñar algo”. Patrañas, nadie jamás aprendió nada.

Y decir que hemos perdido mucho es también un poco excesivo. Yo he ganado muchas historias que contar.

Dime tú, que has ganado, ¿es suficiente?, ¿puedes crecer un poco más?, ¿vale la pena el esfuerzo, los sacrificios?, ¿han valido desde que recuerdas?

Yo debo decir que he olvidado la mayoría de los esfuerzos, las penas, recuerdo tres penas y dos martirios, luego... solo he ganado sabiduria... decide tu si crees que el dolor es buen motivo para crecer.